Acerca de los procesos de gramatización de la LSU: Descripción y alcances.

Leonardo-PelusoPor Leonardo Peluso,

Montevideo, 2011.

Sección: Artículos, lingüística.

 

 

1. Brevísimas puntualizaciones teóricas

En este trabajo parto de la idea de que uno de los principales procesos que forman parte de la estandarización de una lengua tiene que ver con la aplicación de ciertas tecnologías sobre ésta, las que, entre otras cosas, hacen posible la especialización de una variedad. Dichas tecnologías codependientes son, a grandes rasgos, el sistema de escritura y los instrumentos de gramatización.

Estas tecnologías no sólo hacen posible la especialización de una variedad en términos socioligüísticos, sino que también cambian la estructura de la variedad de lengua sobre la que se aplican así como también las mentalidades de sus hablantes.

Siguiendo los planteos de Auroux (1992) por instrumentos de gramatización se entienden las tecnologías de descripción, básicamente gramáticas y diccionarios. Se habla de exogramatización cuando este proceso se produce desde una lengua ya gramatizada (en general con la que convive la lengua a gramatizar y con la que establece, probablemente, una relación diglósica; por ejemplo los primeros diccionarios del español que eran bilingües latín/español) y de endogramatización cuando se produce desde la misma lengua que se gramatiza (por ejemplo, cuando aparecen las gramáticas del español escritas en español y los diccionarios monolingües)

2. Historiando los procesos de gramatización ocurridos sobre la LSU

La LSU no tiene escritura y, además, se han realizado muy escasos trabajos de gramatización sobre dicha lengua, lo que se contradice con el importante avance que ha tenido el proceso de estandarización de la LSU desde los ochenta a esta parte.

Esta distancia entre la gramatización y los restantes factores del proceso de estandarización de la LSU ha producido desbalances e incongruencias en la estandarización de la lengua y es, a mi criterio, uno de los factores más relevantes que está dificultando seriamente la consolidación de una verdadera educación bilingüe para los sordos en Uruguay. ¿Cómo consolidar una educación bilingüe y bicultural cuando una de las lenguas en juego no está gramatizada ni tiene escritura?

Como dije anteriormente, el proceso de gramatización que ha ocurrido sobre la LSU desde fines de los años ochenta a esta parte ha sido tan escaso que aún estamos lejos de tener una lengua plenamente gramatizada. No se ha publicado ninguna gramática descriptiva de la LSU y contamos, por el momento, con trabajos que apuntan fundamentalmente al plano léxico.

La primera investigación lingüística de rigor científico que se realizó sobre la LSU es el ya clásico: Lengua de Señas uruguaya. Su Componente Léxico Básico (Behares, Monteghirfo y Davis, 1987). Dicha investigación fue llevada adelante por un equipo que tenía inserción universitaria y contó con colaboración internacional.

El siguiente trabajo que se realizó en la gramatización de la LSU fue un Diccionario de dicha lengua: el Diccionario Bilingüe de Lengua de Señas Uruguaya/Español. El mismo fue elaborado por CINDE, una institución privada vinculada a la Asociación de Sordos. Una primera versión del Diccionario apareció en el 2005, pero su publicación definitiva fue dos años después (ASUR/CINDE, 2007).

A partir del año 2009, y con el inicio de la Tecnicatura Universitaria en Interpretación LSUespañol-LSU en la Universidad de la República, que supuso el ingreso de investigadores sordos a la Universidad y el reinicio de la formación en el campo de la lingüística de la lengua de señas, se retomaron en Uruguay, a nivel académico, los estudios en lingüística de la LSU que habían sido abandonados a fines de los ochenta luego de la publicación del Léxico.

En este contexto se publicó en el 2010 el artículo Avances para pensar un descriptor del nivel fonológico para la LSU (Bonilla y Peluso, 2010), que recoge los avances de investigación del grupo TRELSU (Textualidad Registrada en LSU). Para el año 2011 se esperan nuevas publicaciones en este sentido y la publicación del primer trabajo que recoge elementos de morfología y sintaxis de la LSU, además de los propios de la fonología (Massone y Fojo, 2011, en elaboración).

3. El Léxico Básico: un ejemplo de exogramatización

El primer instrumento de gramatización fue el Léxico Básico de la LSU. El mismo es un texto que, como su nombre lo indica, y así lo expresan los autores en el Prólogo, pretendía documentar un mínimo de piezas léxicas de dicha lengua, las de uso más frecuente, de cara a las nuevas funciones y estatus que se le imponían a la LSU con su ingreso a la educación formal en el marco de la propuesta de educación bilingüe para los sordos que comenzó en ese mismo año. No se propone, por lo tanto, la descripción de los niveles fonológico, morfológico o sintáctico de la LSU.

Su oportuna aparición en el marco de los procesos de estandarización de la LSU, y el hecho de ser la única obra de gramatización realizada sobre la LSU, hizo del Léxico Básico una obra clave que marcó los procesos de estandarización y gramatización de la LSU hasta mediados de los 2000. Si bien hay que reconocer que tuvo menor incidencia de lo esperable por ciertas cuestiones políticas que rodearon dicho trabajo (llegó a ser censurado en ciertas instituciones sordas de prestigio), igualmente fue el único texto de referencia hasta el año 2005.

En cuanto a los aspectos técnicos de la elaboración del Léxico, cabe señalar que las descripciones de las señas que allí se realizan siguen los criterios de la lingüística de la lengua de señas, de tradición norteamericana, inaugurada por Stokoe (1960) y luego continuada por Liddell y Johnson (en prensa en aquel momento y luego publicado en 1989). Esto indica, entre otras cosas, la adecuación científica de esta obra para el momento en que fue escrita y su total vigencia en la actualidad.

La metodología de descripción de cada pieza léxica partió de un breve análisis lingüístico de la LSU que consistió en describir los movimientos y las configuraciones de la mano encontradas en las señas.

Para el caso del movimiento, junto al dibujo del mismo, aparece su descripción en español escrito. Se describen 17 movimientos. Las configuraciones de la mano aparecen dibujadas. A cada configuración se le asignó un número (el número 10 en este ejemplo). En ningún caso se les dio un nombre en español. Se consignaron 53 configuraciones de la mano.

En el Léxico propiamente dicho se describen 325 piezas léxicas, organizadas por dominios de uso (por ejemplo: vestimenta, la casa y sus partes, alimentación, paisaje natural, etc.). Cada entrada léxica consta de tres partes claramente diferenciadas: dibujo, asignación numérica de la seña y de la configuración manual, y el texto en español. El dibujo se focaliza en los rasgos manuales de la seña: parámetros configuración, orientación, ubicación y movimiento. En los casos en que es lingüísticamente relevante se consignan los rasgos no manuales mediante el propio dibujo, una foto o un comentario en español escrito.

La asignación numérica es doble. Por un lado se dio un número a cada seña según su orden de aparición en el Léxico, que se corresponde a su organización por dominios de uso (en este ejemplo el número 120). Por otro lado se le asigna el número que corresponde a la configuración de la mano dominante (CMD), que en el ejemplo anterior corresponde al número 30. En ambos casos esto tiene como función darle a cada seña descripta criterios de ubicación para ser manejados a través de los índices que están colocados al final.

El texto en español escrito que acompaña los dibujos contiene tres tipos de información: el significado de la seña, un análisis de las variaciones de las señas (se especifican variantes, señas de uso sinónimo, etc.) y la traducción al español.

Al final del texto aparecen los 3 índices de búsqueda del Léxico:
- índice de acuerdo a la configuración inicial de la mano.
En este caso bajo la égida de cada dibujo que representa una configuración manual (ordenadas por el número de configuración previamente asignado: en el ejemplo que aparece anteriormente, con el número 10) se clasificaron todas las señas que tienen dicha configuración como configuración inicial de la mano dominante. Cada una de estas señas aparece escrita en español (como glosa) y tiene una indicación del número que se le asignó a la seña en el Léxico. Por ejemplo, la seña fideo tiene la configuración 10 y está ubicada en el lugar 130 según su dominio de uso. Este criterio de búsqueda es muy importante porque permite la búsqueda desde la LSU y no desde el español.
- índice por dominios de uso, que corresponde a la organización básica del Léxico.

– índice alfabético de palabras españolas por las cuales se pueden traducir las señas.
Este índice sigue un orden alfabético. Bajo cada letra se consignan diferentes palabras en español y se les asigna un número, que se corresponde con el número de la seña que dicha palabra traduce. Esto permite la búsqueda de las señas desde el español. Por ejemplo, la seña que traduce la palabra beber corresponde a la número 115 o 116.

4. TRELSU: una propuesta de endogramatización

El Programa TRELSU tiene una propuesta de trabajo que apunta a la elaboración de un Léxico de la LSU que sea exclusivamente en LSU, es decir, en completa ausencia de otra lengua para su descripción.

Con los avances de la educación bilingüe en Uruguay y las nuevas funcionalidades que ha alcanzado la LSU, era necesaria la aparición de un instrumento que fuera más accesible para los hablantes de la LSU y que permitiera consolidar la revolución cognitiva que está implicada en la gramatización de la lengua.

De esta manera, si bien la investigación no tiene un objetivo directamente pedagógico, sino lingüístico, la misma se sostiene y se consolida en el ámbito educativo en la medida en que se está elaborando en una escuela bilingüe de sordos.

De esta forma participan del proyecto, de forma guiada desde el punto de vista lingüístico, los instructores sordos, los alumnos sordos y las maestras oyentes. Así, no solo estamos elaborando un instrumento de gramatización de la LSU, sino, y al mismo tiempo, las bases para su expansión y generalización en las nuevas generaciones de hablantes de LSU.

En cuanto a los aspectos técnicos de la elaboración del Léxico TRELSU, cabe señalar que, al igual que el Léxico Básico, también se sigue la misma tradición lingüística iniciada por Stokoe (1969), continuada por Liddell y Johnson (1989), y sus avances posteriores realizados en América Latina (Massone, 1993; Massone y Machado, 1994; Oviedo, 2001).

Para la descripción de las señas se partió de un profundo análisis fonológico de la LSU, pero sin utilizar el español, sino a través de signos particulares para cada unidad. Como planteamos en un trabajo anterior: Todo el instrumento descriptor que estamos elaborando tiene como base símbolos arbitrarios, algunos de ellos ya fueron usados por los autores mencionados con similar significado, algunos provienen del signwirting (http://www.signbank.org) y la mayoría fueron creados por nosotros. El motivo de utilizar símbolos es generar un instrumento de gramatización exclusivamente sostenido en LSU, teniendo en cuenta la dificultad que representa el hecho de que la LSU carece de escritura (Bonilla y Peluso, 2010: 33-34).

Asimismo es posible prescindir del español escrito porque nos estamos apoyando en las nuevas tecnologías de registro de las lenguas y operación con éstas. Con esto me refiero particularmente a las videograbaciones, a las tecnologías informáticas y a las tecnologías digitales multimedia.

Cada entrada léxica estará conformada por:
- una videograbación con la seña que se está describiendo
- una videograbación con la definición de la seña
- una videograbación con los aspectos etimológicos de la seña (esto es especialmente relevante para el caso de las señas que están siendo creadas en el marco del proceso de intelectualización que está teniendo la LSU en estos momentos).

El desafío mayor es construir un descriptor del nivel fonológico lo suficientemente poderoso como para sostener toda la estructura del Léxico TRELSU. En el caso de los diccionarios de las lenguas orales se cuenta con el sistema de escritura (que es un descriptor de la fonología de la lengua), con toda la tecnología que lo soporta, y con la búsqueda alfabética. Para el caso de las lenguas de señas no se cuenta con esta tecnología. En el caso del Léxico Básico este problema fue subsanado mediante los dibujos y el español escrito. Pero no es suficiente si se quiere construir un instrumento de endogramatización.

De esta forma, en el Léxico TRELSU, en tanto instrumento de endogramatización, todas las piezas léxicas van a estar sostenidas en la siguiente matriz segmetal-articulatoria: La matriz segmental/articulatoria describe la articulación básica interna de la seña, que resulta de la articulación entre detención o transición (representada por el cuadrado) y movimiento (representado por las cuatro rayas paralelas).

Por su parte, bajo el punto articulatorio de la detención se describen los cuatro parámetros que co-ocurren: la configuración (representada por el triángulo); la ubicación (representada por el redondel) la orientación (representada por los tres radios) y los rasgos no manuales (representados por los dos puntos sobre la raya).

A su vez cada uno de estos parámetros tiene su propio sistema notacional, que en general se basa en sistemas matemáticos o geométricos, ampliando así el poder descriptivo del sistema. De esta forma cada campo de la matriz segmental/articulatoria va a poder ser llenado con su particular sistema notacional.

En esta propuesta de Léxico TRELSU se articulan tecnologías lingüísticas de descripción de la lengua (la matriz segmental articulatoria propiamente dicha y los sistemas notacionales), con tecnologías de registro (las videograbaciones de las señas y sus definiciones), con tecnologías digitales (aquellas que permiten organizar los diferentes campos, tanto al interior de cada unidad léxica, como entre las unidades, permitiendo, esto último, búsquedas de tipo paramétrico) y con tecnologías comunicacionales (el Léxico va a estar sostenido en una página web, lo que no sólo posibilitará un acceso universal al mismo, sino también posibilidades interactivas de sus usuarios con el instrumento de gramatización).

5. Reflexiones finales

Los avances en la lingüística de la LSU muestran que en Uruguay se retomó el proceso de gramatización que había comenzado en los ochenta y había tenido una larga pausa, casi inmediatamente después de su inicio. Este proceso es clave en el marco de la estandarización de la lengua, dado que no es posible pensar en su estandarización sin su concomitante gramatización.

El hecho de que, en la actualidad, además, se haya migrado desde un proceso de exogramatización hacia uno de endogramatización que ya incorpora estrategias de expansión y generalización hacia toda la comunidad de hablantes, imprime un particular sello al proceso. Son tecnologías que se piensan para tener una pronta apropiación por parte de los hablantes de LSU porque dejan de estar sostenidas por el español escrito y pasan a estar sostenidas por la propia LSU. Esto no solo aumenta su accesibilidad por parte de los hablantes de la LSU, dado que es una tecnología más amigable, sino que también tiende a generar en estos la sensación de estar pudiendo pensar su lengua desde su lengua.

De esta forma, los alcances de este proceso de endogramatización, en el marco de la estandarización de la lengua, son múltiples, dado que afectan dimensiones políticas, identitarias, cognitivas y educativas.

A nivel político e identitario, se está transformando una variedad de la LSU a través de su descripción (continuando con el proceso comenzado en 1897), quedando por fuera otras variedades y, fundamentalmente, la propia tendencia a la variación de la que sus usuarios están acostumbrados. En tanto es una tecnología que permite pensar sobre los elementos internos que componen la seña, los hablantes que la empiezan a incorporar comienzan a ‘hilar fino’ en su reflexión sobre la misma. Esto lleva como efecto que los hablantes opten por adecuarse a la manera en que se trasliteró la seña, lo que implica, a nivel general, la incorporación de mecanismos sociales que tienden a reducir su variabilidad.

Por lo antedicho, se consolidan morales lingüísticas (purismo idiomático) y, por lo tanto, nuevas formas de estratificación social en la pequeña comunidad sorda, relacionadas con las variedades de la lengua. Así, se puede sostener que la gramatización de la LSU co-ocurre con un conflicto de variedades y, por lo tanto, con un conflicto de sus hablantes y sus identidades, que no es posible obviar. Muchos sienten que es un proceso positivo, en cambio para otros supone la transformación de su lengua que los deja en cierta posición de extrañamiento y exclusión frente a la misma.

Por otra parte, un instrumento de endogramatización que pueda ser internalizado por los hablantes y que se constituya en un espacio mental desde donde pensar su lengua, altamente productivo, tiene como efecto una revolución cognitiva. No solamente por las nuevas relaciones con la lengua que esto produce en sus hablantes a nivel identitario, sino también porque, al consolidar una forma alternativa de pensar sobre las unidades mínimas que componen la lengua, se potencian los procesos metalingüísticos y metacognitivos asociados.

Es claro que esta tecnología no es similar a la escritura, dado que no permite escribir los textos de la lengua. Por el contrario, es una tecnología de descripción de la lengua que articula el nivel léxico con el fonológico. De esta forma, la revolución cognitiva que estoy mencionando no es igual a la que ocurre con la aparición de la escritura en una comunidad, ya largamente descripta (Olson, 1991, 1998; Goody y Watt, 1996) y asociadas a la función metalingüística; sino que se trata de una revolución de diferente alcance, pero que también tiene la particularidad de potenciar las funciones metalingüísticas de la lengua y las modalidades metacognitivas concomitantes.

La potenciación de las funciones metalingüísticas y metacognitivas mencionadas, conjuntamente con la expansión de los campos léxicos y de la sintaxis de la lengua, a punto de partida de los procesos de gramatización, hacen a la apropiación de estilos de pensamiento más descontextualizados, propios de los ámbitos formales y necesarios para la consolidación de una textualidad en LSU que se proponga salir de contextos de oralidad. En este momento, que no existe aún escritura para la LSU, existe el propósito de generar una textualidad registrada (a través de videograbaciones) de dicha lengua. Parte del proyecto TRELSU estaría vinculado con la búsqueda de estrategias para realizar dicho registro, así sea mediante traducciones de textos de español o la generación de textos directamente en LSU. Sin embargo, uno de los escollos que en este momento surgen tiene que ver con aspectos que hacen a la gramatización de la lengua.

A nivel educativo los alcances son obvios. Se coloca en el aula un instrumento poderoso para poder pensar sobre la lengua, lo que permite transformar definitivamente las clases de LSU. De enseñar la lengua se pasa a enseñar a pensar sobre la lengua. Es decir, se potencia de forma diferente la función metalingüística. Esto tiene alcances en varios niveles pero, fundamentalmente, en la posibilidad de consolidar una verdadera educación bilingüe, en la que la LSU se vuelva un objetivo propio y relevante en la propuesta educativa.

 

Leonardo Peluso. Universidad de la República.
Facultad de Psicología y Tecnicatura Universitaria en Interpretación LSU-Español-LSU.
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación

 

Referencias bibliográficas

ASUR/CINDE (2007) Diccionario Bilingüe de Lengua de Señas Uruguaya/Español. Montevideo.
Auroux, S. (1992) A revolução tecnológica da gramatização. Campinas, Editora da Unicamp.

Behares, L. E.; N. Monteghirfo y D. Davis (1987) Lengua de Señas uruguaya. Su Componente Léxico Básico. Montevideo, Instituto Interamericano del Niño. Bonilla, F. y L. Peluso (2010) “Hacia un descriptor del nivel fonológico de la LSU”. En LSI, Lengua de señas e interpretación, No1, Montevideo: 29-56. Goody, J. e I. Watt (1996) “Las consecuencias de la cultura escrita”. En Goody, J. (Comp.) Cultura escrita en sociedades tradicionales. Barcelona, Gedisa: 39- 82.

Liddell, S. K. y R. E. Johnson (1986) “American Sign Language: The phonological base”. En Sign Language Studies 65: 195-277.
Massone, M. I. (1993) La Lengua de Señas Argentina. Primer diccionario. Buenos Aires: Sopena.

Massone, M. I. y M. E. Machado (1994) La Lengua de Señas Argentina: Gramática y vocabulario bilingüe. Buenos Aires, Edicial.
Massone, M. I. y A. Fojo (2011) Estructuras Lingüísticas de la Lengua de Señas Uruguaya. Montevideo: FHCE (en proceso).

Olson, D. (1991) “La cultura escrita como actividad metalingüística”. En Olson, D. y N. Torrance (Comps.) Cultura escrita y oralidad. Barcelona, Gedisa: 333- 358.
Olson, D. (1998) El mundo sobre papel. Barcelona, Gedisa.

Oviedo, A. (2001) Apuntes para una gramática de la Lengua de Señas Colombiana. Cali, INSOR/Universidad del Valle.
Stokoe, W. (1960) “Sign Language Structure: An outline of the Visual Communication System of the American Deaf”. En Studies in Linguistics, Occasional Papers, No.8.111

(*) Este texto fue previamente publicado en http://politicaslinguisticas.org/revista/pdf/vol003/rdpl_doc01_2011 por ASOCIACIÓN DE UNIVERSIDADES GRUPO MONTEVIDEO Núcleo Educación para la Integración Programa de Políticas Lingüísticas – V ENCUENTRO INTERNACIONAL DE INVESTIGADORES DE POLÍTICAS LINGÜÍSTICAS – Compilador Doctor Luis E. Behares. Montevideo, 2011

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