Alonso del Arco, «El Sordillo de Pereda»

ANtonio-GasconPor Antonio Gascón,

Barcelona, 2013.

Sección:  Biografías.

 

Resulta evidente que cuando se habla de pintores españoles sordos todo el mundo cite y referencie a Francisco de Goya[1] o al anterior Juan Fernández Navarrete, el Mudo.[2]

Sin embargo, a efectos de inventario, existe otro pintor español sordo que no ha recibido el mismo trato que los anteriores, estamos hablando de Alonso del Arco, más conocido como el Sordillo de Pereda, haciendo así mención de su maestro, Antonio de Pereda.[3]

Alguna fama debió alcanzar, pues el primer autor que lo cita, lo hará aproximadamente unos cuarenta años después de su muerte. Y en su caso se trata Antonio Palomino de Castro y Velasco, que lo cita en su obra de 1742: Las vidas de los pintores y estatuarios españoles que con sus heroycas (sic) obras han ilustrado la nación, diciendo de él, entre otras cosas, que era natural de Madrid, o que era sordo y mudo.[4]

El siguiente autor en citarlo fue el afamado Juan Agustín Ceán Bermúdez, que con el tiempo resultará ser el autor que más noticias aportó sobre el personaje, información detallada que parece en su obra de 1800, Diccionario Histórico de los más ilustres profesores de las Bellas Artes en España.[5]

De aquel modo, y según Ceán Bermúdez, Alonso de Castro había nacido en Madrid en 1625, y siendo sordo, con una edad ya respetable entró como discípulo del maestro Pereda, pero sin explicar que había impulsado a Alonso de Castro a tomar el camino de la pintura, o que motivos tuvo Pereda para acogerlo como discípulo.

De aquella escuela sacó, según la opinión de Ceán, “buen gusto y manejo del color”, pero, “sin corrección en el dibujo”, aunque “la semejanza que daba a los retratos y buen efecto le dieron fama de buen pintor”. De ahí que le encargaran muchas obras que en muchos casos realizaba con la ayuda de estampas impresas.

Por lo mismo, pintó en los arcos las entradas de las reinas, o en los altares las canonizaciones de los santos, así como en los túmulos de los funerales, adquiriendo con ello, según la opinión de Ceán Bermúdez, un extraordinario manejo de los pinceles.

Por otra parte, Ceán Bermúdez, no se limitó a la hora de explicar el por qué de su fama, al afirmar que la misma la debía, en gran medida, a la codicia de su mujer, que al parecer era la que dirigía el taller, ya que no decía nunca que no a cualquier encargo, pero en función del ajuste económico que hacía, ella era también la que disponía que los oficiales aprendices bosquejaran en principio los lienzos, que al final acababa rematando Alonso del Arco. Producción en cadena que dará lugar, según Ceán, “a haber tantas y tan malas pinturas de su mano”, al no ser obras totalmente originales.

Santa Teresa, por Alonso del Arco, "El Sordillo de Pereda" (Fuente: «SantaTeresa». Disponible bajo la licencia Dominio público vía Wikimedia Commons.)
Santa Teresa, por Alonso del Arco, «El Sordillo de Pereda» (Wikimedia Commons.)

Tanta avaricia no llevó al matrimonio precisamente a la buena posición, puesto que a la muerte del maestro en 1700 y en Madrid, la familia estaba en la más absoluta indigencia, motivo por el cual el marqués de Santiago, tuvo que socorrer a la desconsolada viuda, o tuvo que ayudar económicamente para que dos hijas de aquel desafortunado matrimonio pudieran entrar en religión. Según También Ceán, en su época, el político Bernardo Iriarte, conservaba un retrato de Alonso del Arco.

De intentar hablar al respecto del grado de su sordera o de su posible educación, existe un comentario muy anterior a la obra de Ceán Bermúdez. Detalle que aparece en una obra de José A. Alvárez Baena, titulada Hijos de Madrid, ilustres en santidad, dignidades, armas, ciencias y arte, obra editada en Madrid en 1789, y que en su página 63, afirma que Alonso del Arco, que era sordo y mudo de nacimiento, “aunque con el trato llegó a hablar muy despacio”, comentario muy sorprendente, salvo que en realidad se tratara de un sordo postlocutivo. De ser así estaríamos hablando de otra cosa, aunque afirmación que nadie más recoge, una auténtica pena.

Un hecho sorprendente es que en la actualidad siguen todavía apareciendo obras inéditas de Alonso del Arco, tal como se puede ver en un trabajo de 2011. [6] Sirvan estas cortas líneas para recordatorio del personaje.

Notas

[1] Antonio Gascón Ricao, El grabado Las cifras de la mano, de Francisco de Goya, Cultura sorda; http://www.cultura‐sorda.eu, en octubre de 2006.

[2] Alejandro Oviedo Palomares, El pintor Sordo español Juan Fernández Navarrete, alias “El Mudo” (15261579), Cultura sorda; http://www.cultura‐sorda.eu en septiembre de 2006

[3] Antonio de Pereda y Salgado (Valladolid 1611 – Madrid, 1678), pintor barroco español, formado en el naturalismo tenebrista y en el color veneciano, se mostró especialmente apto para captar con objetividad las cualidades pictóricas de los objetos y naturalezas muertas, tratadas en forma independiente, como bodegones o vanitas, incorporadas a los cuadros de composición, principalmente de asunto religioso, que son los temas que forman el grueso de su producción.

[4] Antonio Palomino de Castro y Velasco, Las vidas de los pintores y estatuarios españoles que con sus heroycas (sic) obras han ilustrado la nación,Londres, 1742, p. 162.

[5] Juan Agustín Ceán Bermúdez, Diccionario Histórico de los más ilustres profesores de las Bellas Artes en Españ, Madrid, 1800, p. 47 -48.

[6] Carlos Nieto Sánchez, Álvaro Pascual Chenel, Una Nueva pintura inédita de Alonso del Arco. Estudio Iconográfico y documental, Archivo Español de Arte, LXXXIV, 334, Abril Junio 2011, pp. 171-176

 

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