Cómo ser y no morir en el intento. Una lectura posible sobre la conducta agresiva en el sujeto sordo

Por Susana Lopatin,

Buenos Aires, 2010.

Sección: Artículos, psicología.

 

Como ser y no morir en el intento…

Comencemos con el concepto de “ser”. Pareciera, a priori, que “ser”, somos todos. Sin embargo existen personas que solo “parecen ser” y no lo son. Personas sin voz ni voto; que no se sujetan a “un discurso” propio. Aquello que en lo discursivo transporta al deseo, nuestro motor, que en última instancia da cuenta de lo mas privativo de cada uno de nosotros, esa marca que nos hace diferentes y llamamos identidad. Huella dactilar única.

En el trabajo clínico, a diario, nos enfrentamos con personas que “no son”… sujetos. No parece haber un genuino sujetado a un registro simbólico, ese de los significantes propios. En una gran proporción quedaron ancladas en un registro imaginario, plano puro donde se “es” en la medida que hay un modelo a copiar, a imitar.

Registro imaginario, registro de los espejos. Donde mirarnos para construirnos? Registro necesario, evolutivo, el que uniza, arma la imagen fragmentada. Registro que no abandonamos, vamos y venimos. Pero justamente de eso se trata, de irnos de ese lugar. Hay que irse porque es un lugar estático, quieto, un lugar sin lugar… propio.

Dice Lacan, “…El hombre se aprehende como cuerpo en movimiento de bascula, aprenderá pues aun no lo ha aprendido tan solo cuando pongamos en juego la comunicación”. Antes del lenguaje el deseo solo existe en el plano único de la relación imaginaria del estadio del espejo. Es así que el deseo existe proyectado, alienado en el otro. La tensión que esto provoca, no tiene salida…Para salir hay que destruir al otro…

Dejamos por el momento esto en suspenso, luego lo retomaremos. Ese momento en el que el hijo sorprende a la madre .Eso de donde lo saco? .Donde lo aprendió? .Quien se lo enseño?… es el momento en el que el sujeto se produce. Registro simbólico. Un niño que se sujeta a significantes que le son propios. Esto lo hace distinto al resto. Resto: concepto clave, que nos remite a lo que se resta, a lo que se sustrae, a lo que no debe estar. Ser un resto, es no ser, no deber ser. Unificarse con lo que no esta. Un lugar de “desvalor”. Al comienzo decía, no morir en el intento… No ser un resto, algo a descontar, que “no se tienen en cuenta”, a esa muerte me remito.

Cuando el medio es adverso a la posibilidad de concretar la sujeción al registro simbólico, en ocasiones encontramos un abanico de respuestas que pueden resumirse en 2 posibles posiciones.

Una de ellas es el sometimiento al deseo del otro, difícil tramite para encontrar allí un sujeto. La otra es la resistencia, el pataleo, el enojo, que va de la mano de la conducta de huida, de ataque, de posible lectura agresiva, si nos quedáramos en la cáscara, en la superficie.

En el desarrollo evolutivo, la actitud privativa de la madre hacia el hijo, permite la creación de recursos propios, dado que sabemos que “Nadie puede ser yo en mi lugar!”

Sin embargo, el saber supremo es tentador, sobre todo si quien tengo delante porta el “no saber de la discapacidad”. Obviamente, ese “no saber”, es un supuesto.

Parafraseando a García Márquez, podemos hablar de la crónica de una muerte subjetiva anunciada”. Es llamativo ver como de familias con constelaciones tan diferentes y únicas, el resultado en el proceso de construcción subjetiva, es el mismo.

.Que pueden tener en común familias de tan diferentes armados y entramados? Fundamentalmente dos variables que son constantes, a saber:

Un hijo que porta una “Š. discapacidad auditiva” y Š.Un equipo asistencial que “se ocupa de todos ellos”.

Se calcan unas a otras, decía, se repiten en una suerte de “patrón” científico, que viene a suplir la ignorancia. Generalmente como equipo tratante, cobramos una relevancia sobredimensionada, y no siempre somos conscientes de eso. Ofrecemos “un modelo a copiar” y funcionamos como ese Otro gozoso en el lugar de amos.

Fulana es sorda. .Es?… .Sorda? O será mejor decir, es Fulana, y como no dispone de capacidad auditiva, padece una sordera. Nadie es una sordera. Parece un juego de palabras, pero no lo es. Es parte de una realidad siniestra a la que quedan sujetos… los Fulanos.

Por ese motivo, cuando en las consultas escuchamos ciertos disparadores que indican esa suerte de clonación… podemos anticipar cual oráculo el final de la historia, o mejor dicho la historia sin final.

El niño enmarcado en la discapacidad no cambia, transita una infancia en la que el tiempo no pasa. Esta siempre en el mismo lugar porque no se inscribe diferente, ya que para producir una alteridad algo tendrá que no estar en su lugar.

Desde el psicoanálisis hablamos de mitos individuales, que no es otra cosa que la forma en la que cada individuo se inscribe dentro de una familia. Este mito es una construcción acerca del deseo que dio origen a su vida. Una novela que el sujeto crea para decirse y explicar algo que es tan difícil de aprehender. Una novela decíamos, una historia que se arma en base a dichos, relatos que escucho, anécdotas de su nacimiento y también silencios. Esa construcción mítica implica un acto inaugural, un destino.

Lo que precede al nacimiento del sujeto, su prehistoria hace que se lleve una marca significante, que se ira entramando con aquellos significantes que hagan marcas a través del desarrollo creando un sujeto, como decimos, único e irrepetible.

Como se entromete “la discapacidad” en tanto significante, en este mito individual. En general “lo suple” y así aparecen los mitos de la medicina, de la educación, de la fonoaudiología, etc. … El que padece una alteración, cuestiona la “imaginaria perfección”.

Es así como el mito encarna una salida posible a la castración y una búsqueda de respuestas a la diferencia. Si el “ser sordo” se torna discapacidad con identidad propia, que sucede con los interrogantes subjetivantes?

Todo bebe esta sujeto a un supuesto saber, se lo interroga y el habla a través de nosotros, si el déficit se antepone, pasara a ser un bebe sujeto al saber de la discapacidad. Su imagen se transforma en representante de ella. Es aquí donde su cuerpo, lo real, es maltratado por la discapacidad.

Acá se inicia la perversa alianza donde la sordera como posición simbólica queda fijada a una realidad inamovible, lo imposible de modificar. El maltrato que se impone al individuo que padece una sordera radica en fijarlo a un mismo lugar, siempre el mismo. El Otro ciencia, educador, padre … goza volcando su saber de amo en el eterno discapacitado, discapacitándolo en su subjetividad. Esto supone una circulación. Quien es maltratado, habituado a esta forma de vinculaciones es factible que utilice para vincularse, los mismos recursos.

Sabemos que por otra parte que antes del lenguaje el deseo existe solo en el plano único de la relación imaginaria del estadio del espejo. Esto supone un deseo proyectado, alienado en el otro. Así es como el deseo del sujeto puede confirmarse en una competencia, en una rivalidad absoluta con el otro por el objeto hacia el cual tienden… ambos.

La tensión que esto provoca no tiene otra salida que la destrucción del otro. El deseo de la desaparición del otro en tanto soporta el deseo del sujeto, se convierte en la “agresividad” mas radical del ser humano. Rescate de la alineación primordial. . Es justamente el mundo del símbolo, el sujeto inmerso en el lenguaje el que va a tramitar que su deseo pase por la mediación del reconocimiento.

Cuando condenamos a un individuo a permanecer anclado en ese universo imaginario, la especularidad no dará lugar a la subjetividad y la violencia representa un modo de diferenciarse en un desesperado intento de ser reconocido como un sujeto diferente.

El vínculo imaginario, atrapado en el mundo del espejo, ser reflejo de otro, supone una agresión implícita de ese otro hacia ese individuo por construirse. Atenta contra esa construcción. Al imponerse la modalidad imaginaria la respuesta es en espejo. La agresión se contesta con sometimiento o con otra agresión.

Si a partir de la función educador, ciencia o materna se somete al hijo sordo a mantener un vinculo de dependencia, se esta ejerciendo una agresión. Así cuando el hijo intenta separarse, barrando al otro, corriéndolo de su lugar de saber supremo, generalmente un acto se impone en lugar de la palabra y esto es visto desde afuera, como una posible respuesta agresiva.

El vínculo imaginario, atrapado en el mundo del espejo, ser reflejo de otro, supone una agresión implícita de ese otro hacia ese individuo por construirse. Atenta contra esa construcción. Al imponerse la modalidad imaginaria la respuesta es en espejo. La agresión se contesta con sometimiento o con otra agresión.

Cuando siempre el Otro sabe lo que el ignora, queda la marca. Atrapados en la fantasmatica familiar/social se ven mas expuestos al recurso del “acto” como intento de romper con el sometimiento a los amos oyentes, y a esto solemos leerlo como “agresión” y “por asociación al sujeto sordo como agresivo”.

Freud nos dice que la agresividad es una disposición pulsional autónoma, originaria del ser humano, el yo odia, aborrece y persigue a todos los objetos que se interponen en el camino de la satisfacción de las pulsiones. Ahora, solo en su límite, virtualmente, la agresividad se resuelve en agresión.

Decíamos que la agresión es un acto existencial vinculado a una relación imaginaria. La cultura vuelve inofensiva a la agresividad que la contraria. La cultura supone un universo simbólico.

Hace falta concluir? Violencia y mucha… pero enmarcada en la anulación del otro, por desestimación de su “ser”. Violencia que subyace de la forma más cruel y descarnada, cuando se instala en pos de “anular el ser del sujeto”.

Quiero ejemplificar par ir concluyendo con el relato de un recorte, en el tratamiento de una paciente sorda de 20 anos. Laura, única sorda de la familia. Vivía con su suegra, su hija oyente de 3 anos y el padre de esta, pero en condición de separados. La suegra reclama la tenencia de la niña y la exclusión de Laura del hogar, aludiendo que ella posee conductas de peligrosa agresividad hacia a la familia. Interviene el juez, quien cita a Laura a audiencias de conciliación. Ella concurre junto a una abogada y su cunada, quien oficia de intérprete de L.S.A, ya que “algo sabe y entre ellas se entienden”.

Su suegra pretende quedarse con la tenencia y patria potestad de la niña, argumentando que Laura es violenta, no trabaja, no estudia y no tiene recursos suficientes para el cuidado y manutención de la misma. En dichas audiencias todos hablan, y mucho… pero nadie se ocupa de hacer las traducciones correspondientes. Obviamente esto pone muy nerviosa a Laura. La enoja, la violenta, siente que es injusto que pueda perder a su hija. Es así como en escena, su suegra, hipotéticamente, puede demostrar que sus imputaciones son ciertas… esta a la vista. Primera batalla ganada.

El juez, no obstante antes de pronunciarse a favor de la suegra manda a Laura a terapia, a la escuela y si es posible también a trabajar. Llega así al hospital y comenzamos a desandar el camino. “…Me pone nerviosa la audiencia, no les entiendo y me hacen ver que soy una mala madre… Yo no quiero que mi suegra que es gorda, siga metiéndose en el cuidado de mi hija que ya esta enferma de obesidad. Digo golosinas no, ella le da, digo pan no, ella le da… así con todo lo que digo…. Vamos al pediatra y é le habla a mi suegra como si yo fuera tonta! … y la que sabe cuidar a mi hija soy yo! …Si yo voy a la escuela, mi suegra tendría que cuidarla y se que va a hacer lo que quiera … Entonces fui a la casa de mi mama con la nena, hay menos lugar, somos mas pobres, es difícil, pero estoy mas tranquila … Ellos me pasan una caja con alimentos por semana, yo les explico que mejor me den el dinero y me dejen elegir que darle de comer … a veces mi hija quiere carne y en la caja no hay. Mi mama no puede ayudarme mucho porque esta enferma y por eso tampoco puedo ir a trabajar … quien la cuida? Cuando vaya el año que viene al colegio, pedí jornada completa, así puedo buscar un trabajo … ”

Se muestra desesperada porque el juez le dijo que si no cumplía las indicaciones, a lo mejor era más correcto que se ocupara de la niña su suegra. Quien escucho a Laura?

Escolarizada hasta los 16 anos, en que queda embarazada, está precariamente alfabetizada … y no es porque le falte capacidad para conseguirlo … pero ese es tema de otro trabajo.

Desde el hospital solicitamos al juez la incorporación de un perito intérprete. El juzgado provincial no cuenta con ello. Hacemos contacto con una interprete con “buena voluntad y vocación de servicio” que acompaña a Laura y oficia de intermediaria entre el Juez y lo que Laura piensa, siente y por lo tanto dice. Por fin se descubre que no es “incapaz”, se comprende también que la actitud de “ser hablada, decidida y condenada por otros” sin derecho al pataleo … genera acciones desesperadas en Laura, que se traducen en lo superficial en conductas aparentemente violentas. Ser expulsada de su lugar, exiliada de su función, desarraigada de su ser …

En este ejemplo, uno de tantos que circulan por los consultorios del hospital, quiero mostrar como alguien puede perderse en el discurso de los otros, hasta limites tan crueles como la perdida de su derecho a ser humano. Ser, implica sujetarse a un designio propio, con aciertos y errores, pero desde las elecciones personales, desde los intereses individuales. Si “aquel” que no piensa, siente o se expresa como “nosotros”, es desautorizado por ello, solo cometemos un prejuicioso acto discriminatorio en la no aceptación de esa diferencia, a la que se suma casi inexorablemente, la tarea de convertirlo.

Entonces, volviendo al principio y para finalizar … Como ser y no morir en el intento?

Como instalarse en una posición donde los significantes hagan de ese ser, un ser único… distinto. Desafiando lo real del cuerpo discapacitado. Si la sordera es el significante alrededor del cual gira el andar del niño, la familia y los profesionales no habrá movimiento. El niño parecerá distinto por ser sordo.

Como salir de esta confusión?

Reconocer al sujeto diferente por fuera de la diferencia sensorial, será el secreto de ser… y no perecer.

 

Licenciada Susana Lopatin. Comunicación presentada en 2010 en el marco del II Congreso Internacional con sede en Buenos Aires – IV Congreso Latinoamericano – V Congreso Nacional de Salud Mental y Sordera: “Intersubjetividad y Vínculos”. Facultad de Psicología Universidad de Buenos Aires.

 

 

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