Mudo, sordomudo, sordo: viejas pócimas y nuevas denominaciones

Usuario-VacioÁngel Herrero Blanco

Alicante, 2009.

Sección: Artículos, historia.

 

Los Sordomudos están siempre a nuestra vista, y nosotros estamos a la de ellos: nos miramos recíprocamente, mas nos conocemos tan poco y tan extrínsecamente como podrían conocerse los moradores de la tierra y de la luna (si los hubiera) que recíprocamente se mirasen con telescopios.
Lorenzo Hervás y Panduro, Escuela Española I, 57

La consideración lingüística de las lenguas de signos permitió, en las dos últimas décadas del siglo XX, abordar la condición del sordo (o Sordo) desde un punto de vista cultural, como sujeto potencial de una comunidad lingüística. Al mismo tiempo, el desarrollo de los implantes cocleares promovió la posibilidad de una solución clínica y, con ella, la doble consideración de la sordera: mutismo versus visualización. En esta comunicación analizaremos la evolución de ambos tratamientos desde el siglo XVI dentro de la llamada Escuela Española, tomando como síntoma de dicha evolución la que se fue produciendo de forma muy significativa en la denominación misma de los sujetos «mudos» y de sus gestos o «señas». Repasaremos, además, algunas de las antiguas soluciones médicas, muchas de ellas inauditas, y algunos de los artilugios técnicos ideados para representar el habla. Por último, indicaremos algunos hitos no señalados hasta ahora que demuestran el progresivo valor epistemológico que la mímica o la lengua de signos fue adquiriendo en el pensamiento lingüístico y semiótico de los siglos XIX y XX.

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